Bullying... más que un simple acoso infantil
Lady Reyes
@ladyreyesng
El tema “Bullying” está siendo resaltado por los distintos medios de comunicación y hace referencia a la conducta abusiva manifestada por algunos de los escolares contra otros, así como a los efectos que tiene en la vida de los estudiantes y en la de los testigos del hecho.
De acuerdo a Jacqueline Domínguez, directora del Centro de Entrenamiento para el Bienestar-CEB- de Polaris, el actual despliegue que se le da al “Bullying” ha sido motivado por el incremento que se ha observado en las estadísticas del ausentismo a las escuelas de niños y jóvenes atemorizados por este tipo de maltrato y el reciente interés que ha despertado en expertos de la salud mental.
Sin embargo, indica Domínguez, cada uno de los aspectos de este comportamiento está presente prácticamente en todos los espacios de la vida humana: en el hogar, en los centros de enseñanza-escuelas y universidades públicas y privadas-, en las instituciones religiosas, militares, laborales, deportivas y en cualquier otra organización o grupo social.
El abuso, el acoso, la intimidación, el desprecio, son ocasionados por padres, profesores, entrenadores, guías y superiores de diversos rangos de autoridad; solo hay que revisar las diferentes estadísticas para saber que estos sucesos son de antaño y que por el desarrollo de la tecnología ahora es de amplio conocimiento sus consecuencias perjudiciales.
En los niños y jóvenes
Pero, enfocando el “Bullying” infligido a niños y adolescentes, Jacqueline Domínguez considera que puede considerarse fundamental atender lo que acontece en el hogar. El “Análisis de la Situación de la Infancia y la Adolescencia en la República Dominicana 2012”, elaborado por la UNICEF , indica que en el 67.4 por ciento de los hogares dominicanos se utiliza el castigo físico o psicológico para disciplinar a los hijos. Esta es una muestra relevante.
Agrega: “Los expertos señalan cifras inquietantes sobre los efectos en el desarrollo psicosocial, en los trastornos mentales-ansiedad, depresión, déficit de atención-, psicoconductuales -alcoholismo, drogadicción, violencia, depresión, suicidio- en niños, adolescentes y jóvenes”.
La pregunta es, indica la directora de CEB- de Polaris, es ¿de qué forma están siendo criados estos seres humanos? ¿Qué tipo de educación doméstica se les ofrece? ¿Cuáles ejemplos se les brinda? y, ante todo, ¿cómo es la relación entre estos hijos y sus padres/tutores?
Línea de acción
Por consiguiente, cuenta Domínguez, partiendo de la premisa de que los padres aman a sus hijos y quieren que estos se sientan sanos y felices, la primera línea de acción que se debe implementar sería crearles conciencia sobre el valor de la relación con los hijos, ayudándolos a desarrollar el interés y el entusiasmo por procurar información para ser mejores padres.
Domínguez afirma que fortalecer los vínculos entre padres e hijos hará la diferencia en la conducta de estos, tanto en la etapa de la niñez, como en la adolescencia y en la adultez. Un niño que reciba una crianza basada en el trato apropiado y en el ejemplo correcto será un ser humano con muchas posibilidades de realizar su vida con una actitud consciente, positiva, feliz y productiva.
A tomar en cuenta
- Tanto en el abusador como en el abusado, los comportamientos evidencian los resultados de la carencia afectiva, del irrespeto, de la indiferencia, la amenaza, el miedo, el castigo, la inseguridad, la desconfianza, la falta de comunicación y reglas, la baja estima, la frustración, entre otros factores.
- Hay que mantener presente que el “hogar” es el primer salón de clases del ser humano y que la escuela nunca brindará la base formativa que ofrece el hogar.
- Con seguridad que una relación nutritiva que implique afectividad, comunicación, respeto, confianza, límites en el comportamiento, valores espirituales y humanos de parte de las madres y de los padres, producirá en niños y adolescentes aprecio, seguridad y confianza en sí mismos, y sería casi imposible que le permitan a alguien el maltrato.
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