Lady Reyes Ng

Lady Reyes ladyreyes@gmail.com Vivir en un mundo mejor, ese ideal plasmado por tantos escritores y pensadores de todos los tiempos es visto en la actualidad, por la mayoría de las personas, como una utopía. La indiferencia sigue ganando campo en la asignatura de la vida y el individualismo va a la cabeza en las encuestas políticas. Al ver este panorama, vienen a mi memoria mis años del bachillerato en el Politécnico María de la Altagracia (Pomavid), esos días en que la idea de “construir un mundo mejor” era parte integral de nuestra enseñanza, reforzada, día a día, con el valor del ejemplo. Afortunada soy, igual que miles de jóvenes, de haber crecido en un ambiente de valores positivos, donde la dedicación, honestidad y solidaridad fueron los pilares de una educación caracterizada para la firmeza y el amor, tanto de los profesores como de la congregación de las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha, que tienen a su cargo la dirección de este ce

Lady Reyes ladyreyes@gmail.com Al escuchar la frase de una querida cólega y amiga, “solo cosas buenas llegan a mí”, quedé fascinada con esta forma de vivir y aunque siempre he sido consciente de la importancia del pensamiento positivo y su poder magnético, en la práctica nos dejamos envolver por las corrientes negativas, muy presentes en el diario vivir y en las personas que nos rodean. A diario nos suceden cosas que nos sorprenden, molestan y entristecen, desde eventos propios hasta ajenos, y no son pocas las ocasiones en las que cuestionamos estos hechos en la búsqueda de un culpable y hasta permitimos que los mismos provoquen un desvalance en nuestras energías. Tremendo error. Con el paso del tiempo y haciendo uso de una gran fuerza de voluntad, he aprendido a ver las personas y los acontecimientos desde un punto de vista más crítico, tal vez más humano, siempre pidiendo al Señor que me dé “la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas

Lady Reyes ladyreyes@gmail.co m Muchas personas creen que un juguete es algo innecesario para un niño y olvidan sus anhelos infantiles al convertirse en adultos, sin darse cuenta que la ausencia o presencia de estos contribuyó en gran medida a formar el hombre o mujer que es hoy en día. Especialistas y estudios han reafirmado la importancia de estas piezas, ya sean recreativas o educativas, en el desarrollo de los infantes y que a través del juego desarrollan el lenguaje interno para dar forma a su conducta. Un niño sin juguete es un niño que no ha tenido la oportunidad de desarrollar su imaginación, por lo cual se convierte en un adulto sin iniciativas y muchas frustraciones. En nuestro país, miles de niños no tienen la dicha de recibir un juguete, en celebraciones como la Navidad o Día de Reyes. Con esta inquetud en mente, desde el programa Mujeres en Blanco y Negro, que conduzco y prod

Lady Reyes ladyreyes@gmail.com Con la frase: “Una sociedad sin valores es una sociedad sin futuro” se busca llamar la atención sobre la creciente deshumanización de las personas, donde prima el interés personal sobre el bienestar general. Es tiempo de dejar a un lado las palabras bonitas que pretenden explicar el porqué de esta situación y tratemos de poner nuestro granito de arena al dar ejemplo de compromiso. Si queremos una sociedad íntegra, solidaria y con valores fuertemente enrraizados, tenemos obligatoriamente que irnos a las escuelas, desde el primer año, a promover las enseñanzas de nuestros patricios, a repetir, una y otra vez, las razones por las cuales somos un país democrático y disfrutamos de una envidiable libertad, a pesar de la proliferación de la delincuencia y la violencia. Es con los niños donde, cada uno de nosotros, debemos empezar a trabajar, hablándoles de los grandes ejemplos de hombres y mujeres que sacrificaron la vida para d

Lady R eyes ladyreyes@gmail.com Compartir: Cuando escucho campañas que promueven la importancia de dar un buen ejemplo o de ser ejemplo para los demás doy mi más sincero apoyo y me convierto en vocera de estas inici ativas, pues creo que solo siguiendo las buenas acciones nuestra sociedad avanza, tal como nos enseñó el patricio Juan Pablo Duarte. Sin embargo, es esencial que seamos voceros reales y mostremos con nuestras acciones que lo que decimos en un papel o imprimimos en una camiseta es realmente lo que hacemos. Digo esto a raíz de visitar una de las oficinas de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Sur (Edesur), a la cual tuve el disgusto de acudir por una reclamación (y no es la primera vez que voy). Allí no estaba sola, pues los asientos para los clientes estaban abarrotados de personas para quejarse. En mi caso, la visita responde a una facturación excesiva a la que he sido sometida cada cierto tiempo y algunas equivocaciones de esta empresa que pr